jueves, 25 de diciembre de 2008

Suicidio Virtual...



Bogotá 2 de diciembre 2008
9:02pm

Ok amigos, compañeros, conocidos, ha llegado la hora de decirle adiós a Facebook.

Un día, mientras pensaba en esa reglita de la vida que dice que todo lo que hoy es algún día dejará de existir, diversos ejemplos de mi vida que confirmaban esta verdad comenzaron a hervir en mi cabeza. Pero les cuento que hubo una pregunta que me hice con sopor, y estaba relacionada con la fecha en que la gente que usa el Facebook dejará de interesarse por él, y reemplazarán la publicidad que todos nos hacemos allí por aprovechar el tiempo de otra manera.

Pero como es imposible para los terrenales, saber qué, cómo y cuándo pasarán las cosas en el futuro, reformulé el interrogante, y pensé que era mejor preguntarme: ¿qué razones podría tener yo para llegar a renunciar al Facebook algún día? Pues bien, durante este proceso de reflexión, me he dado a la tarea de recordar la manera de las relacionarme con las personas e internet antes de que apareciera el susodicho en la vida de todos.

Recuerdo que antes “de” mis intereses eran diferentes, oía más música; indagaba por la historia de los artistas y novedades de mi interés; leía más noticias, les escribía a mis familiares y amigos mensajes cargados de historias y sentimientos; me demoraba menos haciendo mis tareas; como no sabía en qué ni con quién andaban mis amigos, compañeros y conocidos, conversaba mucho más y hacía más preguntas, ahora dejo de preguntar porque ya sé las respuestas o al menos las que parecen ser; si veo que mis amigos aparecen felices en sus fotos supongo entonces que están bien, pero ahora me doy cuenta que con Facebook la idea que tengo sobre sus vidas viene de mi y no de ellos.

Antes no salía a celebrar con amigos con la firme intención de tomar fotos, subirlas a una página de internet y gritarle al mundo de los amigos virtuales que no estoy solo y que mi vida consiste en estar en paraísos terrenales, fiestas, eventos, matrimonios, cumpleaños y rodeado siempre de personas que me quieren. Con detalle he mirado mis fotos allí y en ninguna me encuentro llorando, desnudo, triste, infeliz. Sino, por el contrario, solo hay imágenes que dibujan mi mejor rostro. Antes no hacía cuentas de cuántos amigos tenía, de repente con Facebook fue posible tener centenares, unos incluso tienen hasta miles, tengo un amigo que tiene 2.401, y una amiga con 3.854 amigos, cuando en la vida real los amigos se pueden contar con los dedos de las manos.

Si pongo en una balanza las cosas buenas y malas que el Facebook ha traído a mi vida, las malas cobran mayor peso. Ha sido bueno para sentir cerca la historia vivida con esas personas que la vida se ha encargado de alejar de nuestro lado, sin embargo la emoción de verlos otra vez, se desvanece al cabo de poco tiempo, los saludamos, nos mandamos abrazos y sonrisas, nos contamos a medias lo que hacemos con nuestras vidas, como si nos negáramos aceptar que muchos ya se fueron y que realmente sus vidas ya no nos interesan como antes, y de repente todo vuelve a marchar como venía y nos volvemos a alejar.

Nos acostumbramos a ver a nuestros amigos, conocidos y compañeros en las fotos de sus perfiles, a leer los comentarios que les hacen los suyos, sus pensamientos, sus gustos.Entonces, de cierta forma pensamos que ya lo sabemos todo sobre ellos y por eso nos resulta más cómodo permitir que sea la pantalla de un computador la que nos muestre una vida y no sea nuestro propio cuerpo con un abrazo o una mirada, o nuestra propia voz en una conversación o una llamada, o nuestro puño y letra en una carta, los encargados de expresarle a otro lo que se vive, se piensa y se siente en el mundo real.

No resulta tan malo cerrar Facebook, al principio puede parecer que me voy a aislar del mundo, pero de esta manera podré aportar algo a la solución del flagelo del desempleo y la crisis económica que aqueja y amenaza la viabilidad de nuestro país. Volveré a recurrir a Foto Japón, o a las papelerías a revelar, o mejor, imprimir mis fotos. Por su parte, retomaré el envío de cartas por correo que en mi opinión adquieren un valor más preciado, yo sé, yo sé, me va a salir más costoso, estarán pensando que soy un maldito loco y que para eso está internet y los correos electrónicos, pero respondo a todos sus reproches, que a propósito son muy razonables, asimilando la creencia de aquellos que piensan que dar de sí, cuesta.

Me cansé de sentir que lo que veo en Facebook siempre está incompleto. Me cansé de ver caras fingiendo estar felices. Parece que en el momento en que se dispara el flash, el deseo de ver su fotografía publicada es lo que pasa por la mente de todos. Me cansé de leer mensajes con palabras vacías, de ver e imaginar lo que no es, de estar siempre esperando no se qué.

Algún hombre escribió que para juzgar a un hombre no debemos preguntar en qué se ocupa sino en qué se desocupa. DMG y las pirámides responden al deseo de encontrar dinero fácil, al igual que el Facebook equivale a la búsqueda y mantenimiento de amistades fáciles, es un canal de escape de la ineludible realidad de sentirnos solos. Y todos sabemos que lo que no se estructura bien, no está llamado a perdurar en el tiempo, que al final todo se derrumbará como una caseta en ruina.

Me voy, ya no me verán más por acá, tendrán una persona menos para ver dentro de su extensa lista de amigos, no puedo negar que voy a extrañar verlos, porque lo hice durante casi todos los días de las semanas, del mes y del año que se comienza a despedir, es apenas normal, me acostumbré a eso. Puede que para algunos de ustedes yo sea quien les vaya a hacer falta, tal vez hay alguien por ahí que le guste disponer de su tiempo para chismosear mi vida. Pero no se preocupen, deben entender que yo continúo vivo, y que lo único que hice fue renunciar a una costumbre a la que al final no le hallé más sentido.

He preferido reemplazar el tiempo que le invierto a Facebook en otras actividades, puede que vayan a ser los mismos hábitos de antes, aun no sé, pero puede también que encuentre nuevos y mejores. Por ahora quiero demorarme menos haciendo los trabajos, hablar más por teléfono, llamar cuando cumplan años las personas que quiero y dejar de decir mentiras utilizando palabras muertas el día que cumplen años “los amigos de “Facebook”.
Quiero volver a sentir la intriga de saber qué está pasando con la vida de mi gente, ver televisión junto a mi familia y quiero, sobre todo, sacar más tiempo para Beto, mi perro.

Escrito por mi amigo Camilo Suárez De la Hoz

lunes, 1 de diciembre de 2008

Mi Descendencia...

( Cancion de Fondo : Children - Robert Miles )

... de cierto te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y como la arena que está a la orilla del mar...
Génesis 22:17


Desde mi adolescencia tenia una consigna en mente: ¡jamás tener hijos!
¿Para que tener un niño? ¿Para que complicarme la vida? ¿Por qué debo tener un niño? ¿Porque todo el mundo los tiene?
Me parecía reharto tener un niño y traerlo a sufrir a este mundo que además de ser invivible con tanto caos, enfermedades y guerra, ya no le cabe un alma mas.
No quería traer al mundo a alguien que enfrentara los problemas y las dudas que todos enfrentamos en la adolescencia, y que muchas veces marcan el resto de nuestra vida adulta y la forma de vivir con nuestra “futura” familia (léase esposa e hijos).

En ese entonces yo me decía: “Para que voy a tener hijos, si puedo vivir con una mujer, y disfrutar la vida sin tantos problemas ni pelaos jodiendonos la vida por ahí. Además nos rendirá la plata para poder viajar y conocer muchos lugares, solitos los dos, sin nada ni nadie que nos detenga en nuestra conquista del mundo”.
Muchas veces hasta pensé realizarme la vasectomía, para salir de eso de una y no embarrármelas mas adelante.
De pronto muchos jóvenes hoy en día piensen de esa forma.

La verdad señores es que hoy en día en primer cuarto de siglo (aspiro a vivir por lo menos 2 cuartos más), mi opinión respecto a los hijos, ha cambiado de una forma abismante.
No creo que sea que me estoy volviendo viejo. Otros le llaman madurar. Llámenlo como quieran. Hasta con megáfono si desean. Pero de aquel joven que no quería tener ni un solo niño ”para no darse mala vida”, me he convertido en un joven que dentro de sus planes a corto plazo esta el de conseguirse una novia con perspectiva de esposa, tener un buen noviazgo de por ahí cinco años, casarme, y empezar a procrear.

Puede parecer muy normal el camino que me he trazado y que les acabo de contar. Pero es ahí donde viene la peculiaridad. Después de no querer tener ni un solo niño, ahora quiero varios. No solo uno, ni dos, ni tres... quiero que mis hijos sean DIEZ!

Muchos de los hombres que conozco, casados y solteros, me han dicho que estoy loco, que de donde saldrá plata para tener tantos pelaos. Que basta con tener solamente dos y ya la economía en el hogar empieza a verse apretada. Que cuando esté casado y con dos niños desistiré de la idea de traer ocho mas.

Por el lado de las mujeres ni se diga. Les he preguntado a muchas que cuantos hijos desean tener y la mayoría responde (con su cara de “todos saldrán lindos y rubios, como los niños de los comerciales de Kleenex Huggies, o la niña de la compota de Gerber”), dos o en su defecto tres, pero hasta ahí.
Además algunas me dicen que de que manicómio voy a sacar a la “loca” que quiera tener diez hijos. Que con que plata los voy a mantener. Que si me voy a volver narcotraficante, y que ni ellos con toda su plata tienen diez hijos.
Un día conocí una mujer de 20 años, que me dijo que ella quería tener cuatro niños, y que si de casualidad nos casábamos (que no creo, pues no llena mi perfil del todo), ella me regalaba el quinto, pero que diez ya era un abuso para con una mujer.
Otras me pregunta que si quiero armar un equipo de fútbol, y así sucesivamente.

No se cuando cambió mi parecer con respecto a tener hijos. O mejor dicho, si se.
Soy muy creyente en Dios y un día leyendo su palabra descubrí esto:

Herencia de Jehová son los hijos;
cosa de estima el fruto del vientre.
Como saetas en manos del valiente,
así son los hijos tenidos en la juventud.
¡Bienaventurado el hombre
que llenó su aljaba de ellos!
Salmo 127:3


Enseguida me dije: ¡Mierda. Mis pensamientos están en contra de Dios!
De ahí en adelante empecé a meditar en esto, y luego decidí tener hijos, pero lo que no recuerdo, es en que momento entró en mi cabeza la idea de tener diez.

Día a día me convenzo más de que sí quiero tener diez hijos. Es mas, ya he planeado que deben ser seis varones y cuatro hembras. Y como creo tener todo planeado, también he pensado una lista de nombres.
Entre los que mas me gustan para los hombres están, Aaron, Timothy, Andrew, Mathew, Nadim, Jeremy, Zackary.
Por el lado de mis damitas, me he ido por nombres mas nuestros: Carmen, Andrea, Sussana, Olga, y uno que otro extranjerito, Alice, Alanis, entre otros.
Menos los populares y trilladísimos Karen, Paola, Katherine, Maria. Por mi lado ninguna de mis hijas jamás llevará alguno de esos cuatro nombres, ni ninguno de esos terminados en “ys” , como Belkys, Duberlys, Nayibys, Yulainys, etc.
Bueno falta ver que dice la mamá. Je Je Je ¡

Aquí seguiré preguntándome por que quiero diez hijos, y también seguiré preguntándome quien será la “loca” que Dios me enviara para cumplir esa petición de mi corazón.
¿Será que quiero diez hijos para que el día del Padre y el día de mi cumpleaños me den diez regalos?
¿Uhhmm?
¡!!No Creo!!!

Mientras tanto, aquí te seguiré esperando “loca” de mis días!